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lunes, 28 de diciembre de 2015

Del control de la mente al control de la sociedad

«A pesar de los esfuerzos de la familia, de los compañeros, de las instituciones de adoctrinamiento social como las escuelas, la prensa y los medios electrónicos (radio, televisión), para producir pensamientos disciplinados y un comportamiento civilizado, algunos individuos continúan obteniendo conclusiones incorrectas y comportándose de manera perjudicial para la sociedad. Estas personas no son capaces de pensar racionalmente y deben padecer un defecto cerebral que les impide distinguir, tal y como nosotros lo hacemos, la manera de pensar y actuar correctamente. Si, además, sus pensamientos y su comportamiento amenazan los fundamentos de la sociedad, la simple posibilidad de tratar médicamente su locura se convierte en una necesidad social. Así, el modelo médico de anormalidad proporciona, incluso al aparato estatal más cínico, instrumentos legítimos para controlar el comportamiento de los individuos antes de que puedan conformar un grupo social peligroso. Durante las últimas décadas (*) la investigación médica y neurobiológica ha generado una amplia gama de tecnologías para el tratamiento, la represión y la manipulación del disidente o de individuos anormales».

Lewontin RC, Rose S, Kamin LJ. No está en los genes. Racismo, genética e ideología. Booket. Barcelona, 1984.

(*) Nota del transcriptor. Adviértase que la obra está publicada en el año 1984.

martes, 17 de noviembre de 2015

La modernidad líquida

«La liquidez es metafórica, por supuesto. Se justifica porque poco puede mantener su forma por mucho tiempo debido a que aún el estímulo más pequeño, un cambio en la dirección del viento, la moda o lo que fuera, puede cambiar la situación. Complementando la cuestión de liquidez con otra metáfora: el interregno. El interregno fue planteado por Titus Livius en la Roma Antigua. El primer rey legendario de Roma fue Rómulo, que reinó 37 años, que era el promedio de vida de la gente común en ese momento, lo que significa que cuando murió había muy poca gente que recordaba a Roma sin Rómulo. Consideraban la presencia de Rómulo, quien daba órdenes y establecía reglas, como un estado natural del mundo. Entonces, luego de su muerte hubo una gran confusión. La única fuente de sabiduría desapareció. Aprendieron maneras de vivir la vida, ya que no había una autoridad suprema, pero los nuevos no habían sido anunciados aún. Este es el estado de interregno. En tiempos modernos, Antonio Gramsci, el gran filósofo italiano, actualizó la idea. Ya no lo conectaba a la muerte de un rey y otro sin nombrar aún, sino que era una situación en la cual las viejas costumbres ya no funcionaban, eran poco fiables, pero la nueva situación, más efectiva, más adecuada, no se ha inventado todavía. Estamos en un estado de interregno. Un estado de interregno es líquido porque no hay continuidad. La discontinuidad es tan frecuente como la continuidad, por lo cual no se puede confiar en que lo que pasó ayer pasará mañana del mismo modo. Estamos viviendo en otra condición de incertidumbre continua, permanente. Me gusta decir que la incertidumbre es la única certeza que tenemos».

Zygmunt Bauman. http://www.perfil.com/internacional/Zygmunt-Bauman-Ser-populista-no-es-siempre-malo--20150809-0067.html. Entrevista para perfil.com del 17 de noviembre de 2015.

martes, 22 de septiembre de 2015

Humana

«Nosotros queríamos lo  mejor para nuestra hija. Eso significaba, entre otras cosas, que deseábamos que viviera en un mundo post-racial. Y así, con tan buenos e idealistas deseos, decidimos tachar "caucásica" y sustituirlo por "humana". En las oficinas del hospital --nunca supimos de quién fue la decisión-- corrigieron nuestro error y devolvieron los papeles con "caucásica" escrito otra vez encima. Yo reaccioné utilizando trucos pedagógicos extraídos de mi experiencia como profesor en temas relacionados con las ideologías raciales. Les pedí que me respondieran a la pregunta de qué poner ante un niño que fuera hijo de un padre negro y una madre negra o viceversa. "Negro", me dijeron. Entonces les pregunté si ellos creían que la criatura en cuestión se parecía más al padre negro que a la madre blanca (o al padre blanco que a la madre negra) o si es que era de una raza diferente a la de sus padres. (...) Más frustrados que aclarados, los administrativos del hospital hicieron una llamada a Sacramento, la capital del Estado de California que tiene autoridad en tales materias, y les dijeron que lo de "raza o pertenencia un grupo étino" era algo que cada persona tenía que rellenar. Si los padres porfiaban en que era "humana", "humana" tenía que ser. Es así como mi hija Hannah Rebecca se convirtió en la primera "humana" nacida en California».

Daniel A. Segal. Democracia y diferencia. UNED. Madrid, 1998.

Chonis y poligoneros

«Se trata de jóvenes parados o con empleos precarios, cuyos ínfimos salarios no les permiten sobrevivir, consumistas obsesionados por ciertas ropas de marca, sin ideología y motivo de escarnio periodístico, cuando aparecen en "realities" y en otros programas televisivos. Los medios los presentan como unos vagos, culpables de sus malas expectativas por no ser "emprendedores" ni tan "trabajadores" como los emigrantes y unos parásitos de los servicios sociales: una justificación para defendender los recortes, a pesar de que, como dice Jones, el fraude asistencial es 60 veces menor que el fiscal».

Paz Moreno Feliú. De lo lejano a lo próximo. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid, 2014.
El autor cita a Owen Jones en su libro Chavs, la demonización de la clase obrera. Capitán Swing Libros. Madrid, 2012.

martes, 18 de agosto de 2015

El origen

«La historia también enseña a reírse de las solemnidades del origen [...]. El origen es siempre anterior a la caída, anterior al cuerpo, anterior al mundo y al tiempo: está del lado de los dioses y, al relatarlo, se entona siempre una teogonía. Pero el principio histórico es bajo. No en el sentido de modesto o de discreto como el paso de las palomas, sino de irrisorio, irónico, apropiado para desbaratar cualquier engreimiento».

Michel Foucault. Nietzsche, la genealogía, la historia. Pretextos. Valencia, 2008.

lunes, 1 de junio de 2015

Tanto tienes, tanto vales

«Mi primo, que tiene un bar, desde siempre me ha dicho, y me consta que todo lo dice de muy buena fe:
tanto tienes, tanto vales, no se puede remediar. Si eres de los que no tienen, a galeras a remar
».

El último de la fila. Astronomía razonable (Como un burro amarrado a la puerta del baile), 2010. Cantada por Manolo García (El último de la Fila).

miércoles, 27 de mayo de 2015

La mosca


Era el inicio del día, los primeros rayos de la luz del alba, cuando ese frescor y ese entreluces, anuncian un día que será, como siempre en los veranos en la ribera del Ebro, cálido y luminoso. Cálido, con ese calor en el que las lagartijas buscarán sombra, luminoso con esa luz que fabrica un cielo azul, casi de cuento, tan azul que sobre un lienzo parecería exagerado. El estaba bocabajo desnudo sobre la cama, tapado su cuerpo solo con la sábana, asomando una pierna que, estirada, intentaba ganar algún frescor del alba, su brazo izquierdo colgaba mientras la mano derecha escondida bajo la almohada parecía buscar refugio bajo su cara. Dormía, y en ese dormir profundo, que intentaba negar la madrugada, llego élla, así, de improviso, como siempre. Sin plantearse, ni remotamente, que pudiera ser no bien recibida. En realidad él nunca pensó en decírselo pero jamás fue bien recibida, todo lo más, pacientemente tolerada. Sin pensárselo dos veces, se instalo en su  cama, él la oyó, sentir no pudo pues evitó tocarla, pero prefirió hacerse el dormido, en un vano intento de que ella le respetase, se quedo quieto, con los ojos cerrados intentando no sentir lo inevitable. Inquieta como siempre, comenzó a rozar su piel, le hizo cosquillas, sensacion molesta cuando es impuesta. Se aparto de élla violentamente, solo sirvio para una tregua, volvió a intentar tocar su cuerpo, él desistio de hablar, creía firmemente, sabía que no serviría de nada. Por un momento penso que se había marchado e intento dormitar, cuando parecia haberse ido la oyó otra vez y sintió en su cara el roce de élla misma, su misma insania. La apartó
de un manotazo violento y torpe, que nada consiguió, solo encenderla, paso a su esplada, explorando sus hombros, descubriendo su cuello, haciendo insoportable la madrugada y siguió con su juego invasivo, con su inadecuada presencia. Se levantó al fin intentando echarla, más nada le sirvio, solo el desvelo sirvió de recompensa a sus anhelos. Se acostó sintiendo rabia, una rabia cada vez más encendida, solo muerte, su muerte pararía aquello, y la pensó, cerrando bien los ojos, haciendose el dormido y recreo su mente en verse libre de aquella relación indeseada. Y así muy quieto esperó, esperó que élla volviese y, al sentirla, descargó de un solo golpe, rápido y certero, toda su furia. Al fin lo habia logrado, su cuerpo estaba allí junto a su cama, quieta, muerta por fin de madrugada. La mosca no volvería a molestarle, no volvería a oir su zumbido inconfundible acercándose al oído en su llegada, no sentiría el tacto por su cuerpo haciendole cosquillas al moverse, podría dormir al fin hasta mañana. 


Alberto Prieto Hernández. La mosca, 2001.

lunes, 13 de abril de 2015

Personas anticuadas.

«Y una cosa más, lo digo de corazón: soy una persona anticuada que cree que leer libros es el pasatiempo más hermoso que la humanidad ha creado. El homo ludens baila, canta, realiza gestos significativos, adopta posturas, se acicala, organiza fiestas y celebra refinadas ceremonias. Para nada desprecio la importancia de estas diversiones: sin ellas, la vida humana pasaría sumida en una monotonía inimaginable y, probablemente, la dispersión. Sin embargo, son actividades en grupo sobre las que se eleva un mayor o menor tufillo de instrucción colectiva. El homo ludens con un Libro es libre. Al menos, tan libre como él mismo sea capaz de serlo. Él fija las reglas del juego, subordinado únicamente a su propia curiosidad. Puede permitirse no solo leer libros inteligentes de los que aprenderá cosas, sino también libros estúpidos de los que algo sacará. Es libre de no leer un libro hasta la última página, y de empezar otro por el final e ir retrocediendo. Puede echarse a reír en un punto no destinado a ello o, de repente, detenerse ante unas palabras que recordará durante el resto de su vida. Y, finalmente, es libre -y ningún otro pasatiempo puede ofrecerle esto- de escuchar de qué habla Montaigne o de zambullirse en el Mesozoico por un instante».

Wislawa Szymborska. Lecturas no obligatorias. ALFABIA, 2009.

domingo, 15 de marzo de 2015

La crisis de la psiquiatría y la psicología


«Parto de la creencia, bastante compartida, que estamos ante una crisis de la psiquiatría y de la psicología, atenazadas, entre un reductor positivismo médico, una ideología que reduce la enfermedad mental a las ciencias moleculares del cerebro, y una demanda social proteica, medicalizada, producto de unas nuevas formas de gestión del malestar que, por parte de los gobiernos, busca en la terapia soluciones a las fallas sociales, y por parte de los ciudadanos, atajos a la felicidad».

Manuel Desviat. Síntoma, signo e imaginario social. En Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol. XXX, (Enero-Marzo), n.º 105, 2010, pp. 125-133.

viernes, 13 de marzo de 2015

¿Humanos?

«...entre todos los animales, los seres humanos son únicos por su coerción sistemática de los no parientes, por sus esfuerzos cooperativos para explotar a los miembros de otras especies y por el grado de desigualdad que existe en su propia especie».

Miguel Requena, Leire Salazar, Jonas Radl (citando a van den Berghe). Estratificación social. Mc Graw Hill. Madrid, 2013.

martes, 10 de febrero de 2015

Practicar la saudade

«Pienso en toda esa gente a la que hace un rato he visto practicar la saudade en el campo das Cebolas. La ciudad entera está llena de solitarios dominados por la nostalgia del pasado. Sentados en sillas públicas, que en los miradores o en los muelles el propio ayuntamiento ha dispuesto para ello, los practicantes de la saudade cayan y miran hacia la línea del horizonte. Parece que estén esperando algo. Cada día, con perseverancia admirable, se  sientan en sus sillas y esperan mientras evocan días del pasado. Lo suyo es la melancolía, cierta tristeza leve. Pienso en ellos ahora mientras me digo que es ridículo que ande yo por aquí desolado cuando, entre otras muchas cosas, soy todavía joven, dueño de una próspera cadena de tintorerías, tengo una esposa guapa e inteligente, puedo viajar a donde me plazca, atraigo fácilmente a las mujeres que me gustan, quireo mucho a mis dos hijas, mi salud es de hierro. No, no parece razonable que vaya yo ahora por aquí, por entre las jacarandas del Largo do Carmo, dominado por recuerdos de infancia y dejando tras de mí una estela inagotable de tisteza leve».

Enrique Vila-Matas. Suicidios ejemplares (Muerte por Saudade). Anagrama. Barcelona, 2000.