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domingo, 28 de diciembre de 2008

La actitud personal

«Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino».

Viktor Frankl. El hombre en busca de sentido. Herder. Barcelona, 2004.

martes, 2 de diciembre de 2008

La pasión

Con un solo gesto de tu boca, con un solo rayo deslumbrante de tu sonrisa, has traspasado mis muros, que soñaba infranqueables. Se han derrumbado sin estrépito, se han destruido dulcemente. Tanto destrozo sólo puede provenir del estremecimiento de tu cuerpo enamorado. Al final en mi cuarto volará la mariposa roja de tu deseo, y ansiaré que se pose sobre mi cuerpo.

Liberalia. Cuando llega la noche. Liberalia, 2008.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Sujetos simulados

«Nuestras líneas están ocupadas; lo atenderemos en un momento", dice una voz grabada cuando queremos pedir una información o expresar una queja. Cada vez es más arduo encontrar a un fabricante que venda el producto, incluso al mismo empleado que nos lo vendió o nos dio una información. Detrás de los empleados que rotan de una empresa a otra, de las voces anónimas que se reemplazan según el azar de los turnos, hay "cadenas" de tiendas, "sistemas" bancarios, "servidores" de internet. Cuando algo no funciona es porque "se cayó el sistema" o se "desconectó el servidor". La digitalización de los servicios, aliada con la precarización laboral, están propiciando una desresponsabilización de los sujetos individuales y colectivos. Entre las consecuencias de este proceso, según Richard Sennett, encontramos mayor vulnerabiliadad de los individuos y un sentimiento creciente de impotencia».

Néstor García Canclini. Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad. Gedisa. Barcelona, 2004.

lunes, 10 de noviembre de 2008

El asilo

«La idea de preparar las maletas, cerrar la casa y cruzar la calle para marcharse del barrio e ingresar en una residencia de ancianos para morir entre extraños resulta sencillamente aterradora. La idea de que allí habrá un psiquiatra que aliviará con fármacos o palabras el horror de este tránsito es, por desgracia, una vana esperanza o, más exáctamente, una falsa promesa. Aunque sólo sea para hacer posible otro final de trayecto, es imprescindible profundizar en la búsqueda de las fuentes comunitarias de nuestra identidad. Sólo renovando nuestra voluntad de resistencia podremos recuperar el consuelo de ese equivalente de la eternidad que surge de una colectividad que continuamos y que nos continuará».

Guillermo Rendueles. Egolatría. KRK Ediciones. Oviedo, 2005.

martes, 4 de noviembre de 2008

El tiempo neurónico

«Cada uno de nosotros tiene la edad de todo el reino biológico, y nuestras corrientes sanguíneas son ríos que desembocan en el vasto océano de la memoria de ese reino. La odisea uterina del feto recapitula todo el pasado evolutivo, y su sistema nervioso central es una escala de tiempo cifrada. Todo nexo de neuronas y todo nivel espinal son una etapa simbólica, una unidad de tiempo neurónico».

James Graham Ballard. El mundo sumergido. Minotauro. Barcelona, 1977.

lunes, 27 de octubre de 2008

Fascinación por las palabras

«Quien no sienta fascinación por las palabras, quien no se sienta atraído por las enrevesadas relaciones que tejen, sorprendido por su perspicacia, intrigado por sus metáforas ya casi irreconocibles, quien no perciba que internarse en las complejidades del lenguaje es hacer espeleología íntima, pasar de los ecos que oímos a la voz que gritó en la espelunca originaria, no debe leer este libro».

José Antonio Marina, Marisa López Penas. Diccionario de los sentimientos. Anagrama. Barcelona, 1999.

domingo, 19 de octubre de 2008

Grandes relatos

«El científico se interroga sobre la validez de los enunciados narrativos y constata que éstos enunciados nunca están sometidos a la argumentación y a la prueba. Los clasifica en otra mentalidad: salvaje, primitiva, subdesarrollada, atrasada, alienada, formada por opiniones, costumbres, autoridad, prejuicios, ignorancias, ideologías. Los relatos son fábulas, mitos, leyendas, buenas para las mujeres y los niños. En el mejor de los casos, se intentará hacer que una luz penetre en ese oscurantismo, civilizar, educar, desarrollar».

Jean-François Lyotard. La condición postmoderna. Cátedra. Madrid, 2004.

jueves, 2 de octubre de 2008

Marea negra

«Y ya pueden las notas oficiales y oficiosas decir lo que quieran, que la verdad es que la pobre Galicia está sufriendo, en una parte de su mar, una gran catátrofe sin precedentes. Se lo decía hace muy pocos días a las gentes del mar: ahora deben saber que hay un monstruo, una enorme bestia imprevisible, que se llama el petroleo, que viaja constantemente hacia nuestras costas, y que hay que exigir que, desde que aparece ante ellas, sea dominado como Dios domina a Leviatán. (En Los mitos de los hebreos de Graves, Dios ataca al insolente Leviatán a patadas. ¡Si era necesario!) No se puede dejar entrar en una bahía gallega a un petrolero de cien mil toneladas como él quiera, sino como queramos nosotros, bien escoltado a babor y a estribor, a hora de marea, y que vomite, como el perro del Gran Turco, en el pozo que le está destinado. Ahora padece Galicia la irresponsabilidad de la bestia petrolera. Y durane largo tiempo el mar que lavaba al gallego, las olas y la espuma, no existirá. Y no existirán los peces ni el marisco. ¿Y de dónde saldrá el pan nuestro de cada día?».

Álvaro Cunqueiro. Fábulas y leyendas de la mar. La vecindad del océano. Tusquets. Barcelona, 2003.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Intolerancia

«A los diez años, una tarde de tíos y pontificantes homilías histórico-políticas a la sombra de unos paraísos, había manifestado tímidamente su primera reacción contra el tan hispanoítalo-argentino "¡Se lo digo yo!", acompañada de un puñetazo rotundo que debía servir de ratificación iracunda. Glielo dico io! ¡Se lo digo yo, carajo! Ese yo, había alcanzado a pensar Oliveira, ¿qué valor probatorio tenía? El yo de los grandes, ¿qué omnisciencia conjugaba? A los quince años se había enterado del "sólo sé que no sé nada"; la cicuta concomitante le había parecido inevitable, no se desafía a la gente de esa manera, se lo digo yo. Más tarde le hizo gracia conprobar cómo en las formas superiores de cultura el peso de las autoridades y las influencias, la confianza que dan las buenas lecturas y la inteligencia, producían también ese "se lo digo yo" finamente disimulado, incluso para el que lo profería: ahora se sucedían los "siempre he creído", "si de algo estoy seguro", "es evidente que", casi nunca compensado por una apreciación desapasionada del punto de vista opuesto».

Julio Cortázar. Rayuela. Seix Barral. Barcelona, 1984.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Lentitud

«¿Por qué habrá desaparecido el placer de la lentitud? Ay, ¿dónde estarán los paseantes de antaño? ¿Dónde estarán esos héroes holgazanes de las canciones populares, esos vagabundos que vagan de molino en molino y duermen al raso? ¿Habrán desaparecido con los caminos rurales, los prados y los claros, junto con la naturaleza? Un proverbio checo define la dulce ociosidad mediante una metáfora: contemplar las ventanas de Dios. Los que contemplan las ventanas de Dios no se aburren; son felices. En nuestro mundo, la ociosidad se ha convertido en desocupación, lo cual es muy distinto: el desocupado está frustrado, se aburre, busca constantemente el movimiento que le falta».

Milan Kundera. La lentitud. Tusquets. Barcelona, 1995.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Ambición

«Este esfuerzo por conseguir que todos aprueben lo que uno ama u odia es, en realidad, ambición, y así vemos que cada cual, por naturaleza, apetece que los demás vivan como él lo haría según su índole propia, y como todos apetecen lo mismo, se estorban los unos a los otros, y, queriendo todos ser amados o alabados por todos, resulta que se odian entre sí».

Baruch Spinoza. Ética (Escolio de la Prop. XXXI de la Parte III). Alianza Editorial. Madrid, 2007.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Memoria

«Pero, por veces, brinca el solcillo radiante de un recuerdo de juventud, y en algún lugar derrite la nieve, y es como si en la soledad del mundo un pasajero desconocido encendiese una pequeña hoguera, y vas tu y por una hora te calientas al amor de ella. ¡Memorias, memorias, memorias!»

Álvaro Cunqueiro. Merlín y familia. Destino. Barcelona, 2003.

martes, 16 de septiembre de 2008

El infierno de los buenos sentimientos

«El que se halla abocado en permanencia a una silla de ruedas necesita que se le considere apto a asumir plenamente que está abocado a una silla de ruedas; no necesita en modo alguno que se le desprecie organizándole una gymkhana mediante la cual se identifique ilusoriamente (¡y a precio de terrible resaca!) al que marcha por su propio pie.
Supongamos por un momento que este último sufre de hepatitis crónica, mientras que en el primero el hígado funciona impecablemente. ¿Organizaremos un ágape con foie-gras light y vinos aguados para que el hepatítico y sus compañeros de desgracia no se sientan marginados de los ritos gastronómicos, tan importantes para la generalidad de los ciudadanos?»

Víctor Gómez Pin. Los ojos del murciélago. VIDAS EN LA CAVERNA GLOBAL. Seix Barral. Barcelona, 2000.

lunes, 15 de septiembre de 2008

El cínico

«Psicológicamente se puede comprender al cínico de la actualidad como un caso límite de melancólico, un melancólico que mantiene bajo control sus síntomas depresivos y, hasta cierto punto, sigue siendo laboralmente capaz.
Una cierta amargura elegante matiza su actuación. Pues los cínicos no son tontos y más de una vez se dan cuenta, total y absolutamente, de la nada a que todo conduce. Su aparato anímico se ha hecho, entre tanto, lo suficientemente elástico como para incorporar la duda permanente a su propio mecanismo como factor de supervivencia. Saben lo que hacen pero lo hacen porque las presiones de las cosas y el instinto de autoconservación a corto plazo, hablan el mismo lenguaje y les dicen que así tiene que ser. De lo contrario otros lo harían en su lugar y quizás peor».

Peter Sloterdijk. Crítica de la razón cínica. Siruela. Madrid, 2003.

Bienvenida

Soy novel en el mundo de los blogs y este es el primero que edito. Lo dedicaré a citar textualmente a otros, de ahí lo de «Líneas ajenas». ¿Y por qué citar? Como dice Fernando Savater en su Diccionario filosófico: por modestia y por orgullo. «Se cita por modestia, reconociendo que el acierto que se comparte tiene origen ajeno y que uno llegó después»; y por orgullo porque, como dijo Borges, «es más digno y más cortés,…, enorgullecerse de las páginas que uno ha leído que de las que ha escrito». Citaré para referirme a ideas con las que estoy de acuerdo, o porque simplemente me gusta cómo se dice algo. Los temas serán variados y caprichosos, sólo guiados por mis preferencias y mi visión del mundo. Yo, modestamente, escribiré algo mío muy de tarde en tarde, pero ese no es el objeto del blog.

Me gustaría dejar clara mi convicción de que una imagen no vale más que mil palabras. Difícilmente con una imagen se pueden describir ideas, estados de ánimo, emociones, sentimientos, reflexiones, situaciones, etc.

Referenciaré todas las citas, puesto que es justo reconocer la autoría de un texto. Y de vosotros, mis amables visitadores, espero vuestros comentarios. Además, poco a poco introduciré algunos enlaces preferidos, la mayoría en relación con la palabra.

Este es un cuaderno de bitácora y como tal, navega en mi barco conmigo, al lado del timón. Hoy zarpa el barco en viaje de placer, ya veremos a donde nos lleva la palabra. Espero os sea grata la visita a este blog.

Liberalia.

- En esta bienvenida se citó a Fernando Savater. Diccionario filosófico. Editorial Planeta. Barcelona, 1999.