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viernes, 11 de noviembre de 2016

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Ellas

«Pero que hermosas eran.... Ustedes me han mirado, pedirles además que me quisieran. No les parece que era pedirles demasiado».

Joaquín Sabina. Pero qué hermosas eran.

viernes, 4 de noviembre de 2016

La crueldad

«El resto del espectáculo se lleva a cabo con el toro chorreando sangre. La corrida continúa con el tercio de banderillas, en que al bovino se le clavan palos con arpones de acero. Como los toros son pacíficos por naturaleza, a pesar de los terribles puyazos que sufren en la corrida se quedaban muchas veces quietos y "no cumplían" con las expectativas de la plebe soez que los contemplaba. Como "castigo" se le ponían banderillas de fuego, es decir, cartuchos de pólvora que estallaban en su interior quemándole las carnes y exasperando aún más su dolor, a ver si así se decidía a embestir. En 1928 el general Primo de Rivera acudió a una corrida en Aranjuez con una dama francesa, que quedó espantada por la crueldad del espectáculo. Ese mismo año se introdujo el peto para los caballos y se suprimieron las banderillas de fuego, sobre todo para no horrorizar a los extranjeros. De todos modos, el actual reglamento taurino prevé que sigan empleándose banderillas negras o de "castigo" con arpones todavía más lacerantes para castigar aún más al pobre bovino desgarrado en sus carnes y desangrado, "culpable" de mansedumbre y de no simular ser el animal feroz que no es».

Jesús Mosterín. A favor de los toros. Laetoli. Pamplona, 2010.