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lunes, 28 de diciembre de 2015

Del control de la mente al control de la sociedad

«A pesar de los esfuerzos de la familia, de los compañeros, de las instituciones de adoctrinamiento social como las escuelas, la prensa y los medios electrónicos (radio, televisión), para producir pensamientos disciplinados y un comportamiento civilizado, algunos individuos continúan obteniendo conclusiones incorrectas y comportándose de manera perjudicial para la sociedad. Estas personas no son capaces de pensar racionalmente y deben padecer un defecto cerebral que les impide distinguir, tal y como nosotros lo hacemos, la manera de pensar y actuar correctamente. Si, además, sus pensamientos y su comportamiento amenazan los fundamentos de la sociedad, la simple posibilidad de tratar médicamente su locura se convierte en una necesidad social. Así, el modelo médico de anormalidad proporciona, incluso al aparato estatal más cínico, instrumentos legítimos para controlar el comportamiento de los individuos antes de que puedan conformar un grupo social peligroso. Durante las últimas décadas (*) la investigación médica y neurobiológica ha generado una amplia gama de tecnologías para el tratamiento, la represión y la manipulación del disidente o de individuos anormales».

Lewontin RC, Rose S, Kamin LJ. No está en los genes. Racismo, genética e ideología. Booket. Barcelona, 1984.

(*) Nota del transcriptor. Adviértase que la obra está publicada en el año 1984.