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martes, 24 de febrero de 2009

El hombre

«Ante todo, el hombre no puede verse reducido a su aspecto técnico de homo faber, ni a su aspecto racionalístico de homo sapiens. Hay que ver en él también el mito, la fiesta, la danza, el canto, el éxtasis, el amor, la muerte, la desmesura, la guerra... No deben despreciarse la afectividad, el desorden, la neurosis, la aleatoriedad. El auténtico hombre se halla en la dialéctica sapiens-demens».

Edgar Morín. El paradigma perdido: el pasado olvidado. Ensayo de bioantropología. Barcelona. Kairós, 1974.

La medicina

«Si la medicina es un sacerdocio, o así se quiere, pensaba Kurt, es porque siempre infringe el territorio del sexo: el cuerpo, la desnudez, la palpación, los humores, los accesos --"Abra la boca" es siempre el comienzo del acto médico--, los abscesos. Exije, por eso, una impostura de casta, que ejerce el privilegio al precio de estar exenta de emociones. La indiscreción en el confesor y la erección en el ejercicio médico no tienen perdón, pensó».

Kurt K. Kurt. Tusquets. Barcelona, 1998.

Ecología

«Le pedí que me citase un pez cuya pérdida hubiera afectado al ecosistema en su totalidad incluido el hombre. Mencionó el Henochilus wheatlandii, un frugívoro que vivió en los ríos del Brasil y se extinguió hacia 1880."Pero, ¿qué efectos causó su desaparición sobre los humanos?", insistí. Vari meneó la cabeza. Yo buscaba una respuesta fácil, una conexión directa entre la desaparición de una especie y el perjuicio causado a los humanos. Pero la realidad no es tan simple."Desconocemos aún las consecuencias de estas extinciones -declaró-. Es como desmontar los ladrillos de una pared; puedes seguir haciéndolo hasta que de pronto se derrumba"».

Joel L. Swerdlow. El sentido del milenio. Biodiversidad. National Geographic. España. 1998; 2 (1):8.