«Érase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario.
Andaba en dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo
era, en verdad, un lobo estepario. Había aprendido mucho de lo que las
personas con buen entendimiento pueden aprender, y era un hombre
bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido era una cosa: a
estar satisfecho de sí mismo y de su vida. Esto no pudo conseguirlo.»
Hermann Hesse. El lobo estepario.